jueves, 1 de marzo de 2012





Lindo, hermoso, sí, tú, el que anda por las calles de santiago derramando su belleza, conquistando mujeres que ni tú crees que se podrían fijar en ti -que tonto que eres a veces-. En ocasiones me pregunto qué hizo la fea -yo- para que te fijaras en ella; para que depositaras tus hermosos ojos sobre ella; para que recorrieras su cuerpo con tu manos dulces. No sé qué hizo la fea, no lo sé.

No sé cómo fue posible que quisieras entregarle tu corazón como a nadie, tu cuerpo como a nadie, tu piel, tus pelos-bellos, tus ojos de miel. ¿Cómo fue que le entregaras tus manos que tan bien tocan todo lo que llega a ellas? No sé. No sé.

Sí sé que la fea se entregó a ti por completo, que quiso guiso esperando que fuese rico, sin embargo, se quedó contigo, porque eres mucho más exquisito. Cuenta que el sabor de tu cuerpo la podría alimentar toda su vida -y nadie puede saber eso mejor que ella-. Cuenta que tu piel sudada es la mejor que ha probado en toda su carrera culinaria. Cuenta que tu voz le acelera el corazón y que cuando cantas es como si estuviera en el cielo escuchando ángeles -tú le hiciste creer en los ángeles, dice que eres la prueba viviente de ellos en la tierra-.

Ahora bien, la fea no entiende cómo fue que clavaras tu atención en ella. Es fea, malhumorada, es madre soltera -por lo tanto tiene un "cacho" constante en su vida (los problemas que traen los hijos a las madres solteras)-, desordenada, mañosa, antojadiza, celosa, detallista, gastadora, histérica, irónica, seria, grave, gravísima, antipática, callada, introspectiva, peluda, hedionda, de dientes distantes, pelo de paja, cuerpo en forma...en forma de pelota, de pechos pequeños y algo caídos por la lactancia eterna que otorgó a su hija, caderas estriadas y abdomen flácido como consecuencia de la gestación de su enana. La fea no sabe y no entiende, sin embargo siente...siente que es amada por ti, deseada por tu mente, tus manos, tu entrepierna hiperactiva; sabe también que es una preocupación constante en tu mente, al igual que su hija; sabe de todo lo que haces por ella -y ella a veces siente que no hace suficiente por ti, y le duele porque entiende que se debe a su mediocridad inducida desde la cuna-; todo lo anterior la hace feliz. Feliz junto a ti.

La fea cuenta, que está feliz con su nueva vida junto a ti. Dice que la relación que tienen es deslumbrante, que la convivencia -que en ocasiones se hace algo difícil por problemas económicos- es insuperable, que el amor se respira en todas partes, que la vuelves loca a cada instante, que tus besos son inmejorables (gracias a ella, no?), tus caricias imperdonables, tu presencia irreemplazable.

La fea dice que le gustas, que se enamoró de ti entre árboles, un río sucio e imágenes proyectadas sobre las paredes de este río caudaloso que es tan característico en Santiago, se enamoró por completo. Dice que te amó esa noche sollozada y sudada en tu cama, que sintió el instante -sobre la piel y el corazón- en que decidió no dejarte ir jamás, porque supo que no había amado así antes ni lo haría con nadie más.

La fea asegura que es para ti, que no habrán otros en su vida, que has sido el último, que eres el gran amor de su vida, que te acompañará a donde vayas y te apoyará en lo que quieras.

La fea te ama. La fea es feliz junto a ti.

La fea soy yo.


Te amo, mi Claudio.


R.L